El Ocelote
El Ocelote
Nombre común: Ocelote o manigordo.
Familia: Felidae.
Especie: Leopardus pardalis.
Distribución: El ocelote se encuentra en diversas regiones de América, desde el sur de los Estados Unidos hasta el norte de Argentina. Su distribución abarca una amplia gama de hábitats, incluyendo bosques tropicales, sabanas, manglares y selvas.
Introducción
El ocelote es un felino de tamaño mediano que cautiva por la belleza de su pelaje y su importante papel en los ecosistemas. Presente en gran parte del continente americano, enfrenta hoy amenazas que ponen en riesgo su supervivencia. En el Santuario de Animales Silvestres Natuwa, su historia es también un recordatorio de los retos de la conservación.
El guardián nocturno
Depredador solitario y principalmente nocturno, el ocelote se caracteriza por sus habilidades para trepar y saltar. Su dieta está compuesta por pequeños mamíferos, aves, reptiles y peces, lo que lo convierte en un regulador clave de las poblaciones de sus presas. Gracias a ello, contribuye directamente al equilibrio y la diversidad biológica de los hábitats donde vive.
Rol ecológico
El ocelote cumple una función esencial dentro de la cadena trófica:
Regula poblaciones de presas.
Favorece la diversidad de especies en los ecosistemas.
Con su presencia, indica la buena salud de los ambientes donde habita.
Su conservación es vital para mantener la integridad de los ecosistemas tropicales de América.
Características
Tamaño y apariencia: pelaje de tonos amarillos a marrones, con manchas en forma de rosetas que varían en tamaño y patrón.
Hábitos: solitario, nocturno, excelente trepador y saltador.
Reproducción: la gestación dura alrededor de 79 días; la hembra da a luz entre uno y tres cachorros, que permanecen dependientes durante los primeros meses hasta volverse independientes hacia los 10-12 meses.
Enriquecimiento y bienestar en el santuario
El recinto del ocelote en Natuwa ha sido diseñado para estimular su comportamiento natural. Se incluyen:
Árboles y plataformas para trepar.
Espacios amplios y vegetación densa.
Enriquecimiento constante para mantener su instinto de exploración.
Estos esfuerzos aseguran que el animal mantenga una buena calidad de vida a pesar de no poder regresar a su medio natural.

Historia de un ocelote en Natuwa: de la adversidad a la esperanza
Hace algunos años, un pequeño ocelote fue sacado de su hábitat natural y mantenido como mascota en una vivienda, alimentado con leche de vaca. La mala nutrición debilitó sus huesos y le provocó fracturas.
En 2014, fue confiscado por funcionarios de MINAE en Bajo Rodríguez de San Ramón y trasladado a Natuwa. Llegó en condiciones frágiles, con descalcificación y deficiencias severas de calcio.
Gracias al trabajo del equipo de nutricionistas y expertos del santuario, el ocelote logró recuperarse. Hoy vive en un recinto amplio, con árboles, plantas y plataformas diseñadas para su enriquecimiento ambiental. Aunque aún enfrenta problemas en su cadera y extremidades, goza de una vida digna, con una dieta adecuada y libre de dolor.
Su historia nos recuerda los efectos negativos de tener animales silvestres como mascotas y la importancia de brindarles protección y un futuro seguro.
Conclusión
El ocelote es un símbolo de la riqueza natural de América y un recordatorio de la fragilidad de nuestros ecosistemas. Su conservación es fundamental para garantizar un futuro en equilibrio entre la vida silvestre y las comunidades humanas.
Desde Natuwa, seguimos comprometidos a cuidar de él y de tantas otras especies que dependen de nuestra acción para sobrevivir.