eL Guacamayo Jacinto: Tesoro de la Naturaleza en el Santuario Natuwa

Nombre común: Guacamayo Jacinto, Arara Azul, Ara Jacinto

Nombre científico: Anodorhynchus hyacinthinus

Origen: Originario de América del Sur, específicamente de la región del Amazonas.

El guacamayo jacinto ostenta el título de ser el loro volador más grande del mundo. Su característica más distintiva es su enorme y poderoso pico, diseñado para romper y alimentarse de semillas de dátiles, que son prácticamente inaccesibles para otros miembros de la familia de los papagayos.

 Estas semillas constituyen una parte fundamental de su dieta y provienen principalmente de un tipo de palmera que se encuentra en el Pantanal de Brasil. 

Además, el guacamayo Jacinto es frugívoro, lo que significa que también consume una variedad de frutas, complementando así su alimentación con nutrientes esenciales que le proporcionan las frutas de su hábitat natural.

 

Una particularidad interesante de estos guacamayos es su diversidad en los hábitos de anidación. Mientras que un grupo prefiere anidar en las oquedades de las palmeras, otro grupo opta por cavidades en las paredes formadas en terrenos muy irregulares. Los científicos han especulado que esta diferencia podría indicar la existencia de dos subespecies.

Porque hay que salvar al Guacamayo Jacinto?

Un estudio ha demostrado que los guacamayos Jacinto y de Lear desempeñan un papel crucial en la dispersión de semillas de 18 especies de plantas en Brasil (leer más). Estas aves pueden transportar los frutos a distancias de hasta 1620 metros. Sorprendentemente, el 98 % de las semillas dispersadas pertenecen a seis especies distintas de palmeras.

Por lo anterior, es vital su existencia en el ecosistema para que otras especies puedan existir y el mismo ser humano. 

 

Sin embargo, el futuro de estos majestuosos guacamayos es incierto debido a la alta demanda que generan entre los coleccionistas. Aunque existen criaderos legalizados que suministran ejemplares, lamentablemente, el mercado negro también juega un papel en su comercio ilegal. Esta situación ha llevado a que el guacamayo Jacinto se encuentre amenazado de extinción, agravada aún más por la continua degradación de su hábitat natural en la Amazonia debido a la deforestación.

 

La conservación de esta especie es de vital importancia, no solo para la preservación de su belleza única, sino también para mantener el equilibrio ecológico en su entorno natural. 

La Historia de los Jacintos en el Santuario Natuwa: Un Canto a la Libertad

Hace más de dos décadas, Costa Rica recibió a unos visitantes especiales, pero su llegada fue diferente a la mayoría. No llegaron en busca de sol, playas o selvas tropicales; en cambio, llegaron con un mensaje valioso: el respeto y la admiración por las aves y la naturaleza. Estos visitantes eran Margot Frisius y Richard Frisius, conocidos como los “Amigos de las Aves“.

Los Frisius eran amantes apasionados de las aves, y su amor por estas majestuosas criaturas los llevó a traer a Costa Rica al guacamayo Jacinto, el loro volador más grande del mundo. Su organización, que lleva el nombre “Amigos de las Aves”, tenía un propósito noble: cuidar y proteger a estas aves de belleza excepcional. Trajeron a los Jacintos a Costa Rica, donde encontraron un nuevo hogar.

Sin embargo, la vida es a menudo tan inesperada como hermosa, y hace varios años, Margot y Richard nos dejaron. Pero su legado y su amor por las aves perduran. Los Jacintos, testigos de su compromiso incansable con la vida silvestre, se convirtieron en un testimonio viviente de la pasión de los Frisius por la conservación.

En su honor, estos magníficos guacamayos encontraron un nuevo refugio en el Santuario Natuwa. Aquí, viven rodeados de vastas extensiones de naturaleza prístina, como debería ser. Pero, como señal de respeto y comprensión por estos seres sensibles, solo uno de ellos se presenta al público, ya que los demás son aves tímidas que merecen su privacidad.

Los Jacintos son un recordatorio conmovedor de por qué los animales salvajes no deben ser mascotas. Son criaturas longevas y majestuosas que merecen la libertad en su tierra natal. La historia de estos Jacintos es un canto a la libertad, pero también una lección sobre la responsabilidad que tenemos con la vida silvestre. A veces, cuidar significa proporcionar un santuario donde puedan vivir sus vidas con dignidad y respeto, incluso si no pueden regresar a la naturaleza.

Cada vez que vemos a estos guacamayos, recordamos a Margot y Richard, su amor inquebrantable por las aves y la lección perdurable que nos dejaron: todos somos custodios de la vida silvestre, y debemos protegerla para las generaciones venideras.

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